La obesidad es una enfermedad crónica que se define como el exceso de tejido adiposo que representa un riesgo para la salud. Sucede como consecuencia de mantener en forma prolongada un balance energético positivo, es decir, se ingieren más calorías de las que el cuerpo puede gastar durante un periodo de tiempo prolongado. Esta situación de balance positivo es debida a multitud de motivos que afectan la relación del cuerpo con las calorías ingeridas y con el gasto de energía.
Causas de la obesidad
Patrón alimentario: el aumento de la obesidad en las últimas décadas es principalmente debido a la mayor disponibilidad de alimentos, tanto en distancia como en horarios, la mayor industrialización y procesamiento de estos, dando como resultado el aumento de consumo de alimentos densamente calóricos con alto contenido de grasas saturadas y azúcares simples. Así también, el consumo masivo de bebidas azucaradas ha influido de forma importante a la epidemia de la obesidad.
El sedentarismo: la disminución de la actividad física, es otro de los factores que influyen en esta ecuación de forma significativa. Actualmente el trabajo ha sufrido el efecto de la informatización y la automatización en casi todos los ámbitos, como consecuencia de ello el sedentarismo laboral ha aumentado notablemente.
Los factores sociales: tienen un papel sumamente importante, es bien conocido el efecto halo en la obesidad, es decir, el convivir con personas que sufren de cierto sobrepeso logra la normalización del mismo, y, por otro lado, la pérdida de peso de uno de ellos influye en la pérdida de peso de los demás. También sabemos que la comida tiene un papel cultural en las celebraciones, que dependen del estilo de vida del grupo de personas que nos rodea.
Psicología: multitud de factores psicológicos influyen en la toma de decisión de qué alimentos consumimos y en qué momentos del día los consumimos. La ansiedad, los trastornos del estado de ánimo, modulan la conducta alimentaria y por consecuencia la cantidad de calorías ingeridas. En algunas ocasiones el principal determinante de la obesidad es un trastorno en la conducta alimentaria.
Genética: más de 150 genes intervienen en la regulación del peso, sin embargo, los mismos determinan sólo en una pequeña parte cómo el organismo interacciona con los factores ambientales.
Microbiota: los microorganismos presentes en el intestino interaccionan con los alimentos ingeridos, el disbalance de especies de microorganismos se asocia a mayor riesgo de obesidad y otras enfermedades metabólicas.
Sexo: las mujeres tienen mayor riesgo de sufrir obesidad, el embarazo y la menopausia son dos momentos de la vida críticos en que es crucial mantener un adecuado balance energético.
Debido a la multitud de factores que influyen en el desarrollo de la obesidad el abordaje del tratamiento debe ser multidisciplinar, cualquier tratamiento que se limite a un solo aspecto será incompleto.