Vesícula biliar

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La vesícula biliar es un órgano situado debajo del hígado, que forma parte del tubo digestivo y funciona como reservorio de bilis. La función principal de la bilis consiste en facilitar la digestión y absorción de las grasas durante la digestión.

Anatomía

La vesícula biliar es una víscera hueca pequeña situada en la superficie inferior del hígado, con forma de ovoide o pera, que tiene un tamaño aproximado de entre 5 y 7 cm de diámetro mayor. Se constituye por 4 regiones conocidas como cuerpo, fondo, cabeza y cuello. Se une a la vía biliar a través del conducto cístico, continuando junto con el conducto hepático en el colédoco y desembocando en el duodeno a través de la ampolla de Vater, que funciona a modo de esfínter.

La arteria cística, rama de la arteria hepática propia, irriga la vesícula biliar y el conducto cístico. Acompaña al conducto cístico en su entrada a la vesícula.

A la hora de la disección de la vesícula, es fundamental definir el triángulo de Calot para realizar una disección segura y evitar una lesión de la vía biliar. El límite superior del triángulo es la arteria cística, el límite inferior es el conducto cístico y la cara medial está formada por el conducto hepático.

Fisiología

La función de la vesícula biliar es acumular la bilis producida por el hígado hasta el momento de la digestión, donde se verterá el contenido de la vesícula en el tubo digestivo. La bilis es un líquido de color verde oscuro que tiene la función de emulsionar las grasas, facilitando así su digestión y absorción, y de favorecer los movimientos intestinales. Además, a través de la bilis se excretan el exceso de colesterol y productos de desecho del metabolismo de la hemoglobina, como la bilirrubina, además de algunos medicamentos.

La bilis secretada por el hígado llega a la vesícula a través del conducto hepático y cístico, hasta que el estímulo de la digestión hace que se contraiga la pared muscular de la vesícula y expulse la bilis. La secreción de la bilis está estimulada por la ingesta de alimentos, sobre todo carne o grasas. La vesícula puede almacenar hasta 50 ml de bilis que libera al duodeno en el momento de la digestión..

Patología de la vesícula biliar

La vesícula biliar puede provocar enfermedades, normalmente en las situaciones en las que se retrasa o se obstruye el flujo de la bilis. La patología biliar más común en la colelitiasis, que consiste en la producción de cálculos de sales biliares que pueden obstruir la salida de bilis a la vía biliar. El grado de obstrucción condicionará el tipo de patología. Una obstrucción intermitente puede derivar en cólicos hepáticos, con dolores intermitentes después de las comidas sin asociar otros síntomas. Cuando la obstrucción además suponga una inflamación de las paredes de la vesícula, estaremos ante una colecistitis, que supone generalmente un dolor continuo asociado a náuseas, vómitos y fiebre. En otros casos, las vías biliares además de obstruirse, pueden ser asiento de tumores. En la mayor parte de los casos, la patología biliar ha de ser tratada quirúrgicamente mediante la extirpación de la vesícula biliar.

Preguntas frecuentes de la vesícula biliar

¿Qué es la colecistitis?

Es el nombre que recibe la inflamación de la vesícula biliar. La causa principal suelen ser los cálculo biliares (piedras en la vesícula) que obstruyen obstruyen la salida de la bilis. Al acumularse la misma se puede producir una inflamación. También pueden ser causa de colecistitis patologías como tumores, infecciones.

¿Qué síntomas causa la colecistitis?

Cuando se produce la inflamación de la vesícula uno de los síntomas principales es el dolor, que puede ser intenso en la parte superior derecha o en el centro del abdomen. También el dolor puede extenderse al hombro derecho o a la espalda. Cuando se realiza la palpación del abdomen también se produce dolor. Otros síntomas son las náuseas, los vómitos y la fiebre.

¿Qué es un pólipo en la vesícula?

Recibe el nombre de pólipo vesicular y consiste en una proyección de la mucosa hacia el interior de la vesícula biliar. Puede estar causados por patologías neoplásicas como los adenomas y adenocarcinomas. Otras causas son el colesterol o hiperplasia inflamatoria.